Cuando los contenidos se trabajan de forma significativa da igual que el rincón matemático esté aún sin terminar de montar; los alumnos/as quieren aprender más.
Cuando los contenidos se trabajan de forma significativa el rincón matemático se convierte en el rincón de lengua, de ciencias, de arte, de valores.
El libro protagonista de hoy no solo es la historia de un niño que siempre estaba soñando en clase, es la historia de una persona que se emocionaba con los números y que contribuyó a que hoy en día no sigamos escribiendo con números romanos.
También es la historia de una persona que se fijaba en la naturaleza y en detalles que podían parecer insignificantes al resto de sus compañeros/as y amigos/as.
Al leer este libro me han venido a la mente todos esos niños/as soñadores cuyo interés y perseverancia sirven para mejorar la vida de los demás aunque los demás se rían de ellos/as.
También están presentes las ganas de cambiar una metodología tradicional que básicamente consiste en memorizar y en aprobar y que no genera nuevos aprendizajes; una metodología que aburre.
La metodología ABN produce en nuestros alumnos/as ganas de aprender y unos resultados que ni de lejos está produciendo la metodología tradicional. Sus bases teóricas están siendo probadas de forma práctica con mucho esfuerzo por parte de muchos maestro/as en muchos colegios de España, América...y mucha motivación y eficacia por parte de sus alumnos/as.
Leonardo de Pisa (1.170-1.250) fue un matemático italiano famoso por haber difundido en Europa el sistema de numeración posicional de base 10 o decimal y era hijo de Gugliermo, apodado Bonacci, que dirigía un puesto de comercio en el norte de África. Sus viajes le permitieron conocer la superioridad de la numeración árabe- hindú en cuanto a funcionalidad, frente al sistema de numeración romano.
Fue muy valorado en la corte del Emperador Federico II, ya que este sentía un gran interés por las matemáticas y la ciencia, pero su amigos de Pisa eran reticentes a esos cambios que él proponía con tanta convicción.
La secuencia de Fibonacci está presente en la naturaleza y se puede observar en las piñas, las alcachofas, los girasoles...En todos ellos se encuentran escondidos los números de su secuencia. Pero él inició esta sucesión a partir de las preguntas que se hacía sobre la reproducción de los conejos.
Si nos fijamos en las piñas podremos observar que crecen siguiendo la secuencia Fibonacci.
En este caso, hay 8 espirales hacia un lado y 13 hacia el otro.
Si cogemos una alcachofa sucederá lo mismo. Lo más seguro es que cuentes 8 espirales en una dirección y 5 en la otra dirección, que también son números Fibonacci.
Los números de Fibonacci están muy relacionados con otras formas que encontramos en la naturaleza como las caracolas o las orejas.
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